Los
liberales y el proyecto
educativo:
vientos de cambio
“A partir
de la segunda mitad del
siglo xix
los liberales concentraron
sus
esfuerzos en diseñar un proyecto
9
Josefina Zoraida Vázquez, Nacionalismo y
educación
en México, 1979, México, El Colegio
de
México, p. 32.
educativo
moderno bajo la dirección
del
Estado. La idea central era formar
a los
niños en la escuela, es decir,
contar
con una educación formal, la
cual
debía de atender de manera
especial
la formación cívica del
niño”.10
Siguiendo esta línea, François
Xavier
Guerra, señala que:
A través
de la escuela se trasmiten
los
cimientos ideológicos de
la
enseñanza liberal: formar ciudadanos
leales e
industriosos. Es decir,
individuos
políticos nuevos,
leales a
la nación, que actúen como
agentes
económicos autónomos.11
Por
tanto, todas las iniciativas
estarán
encaminadas a lograr dicho fin.
Los años
que van de 1856 a 1867
constituyen
un período de gran actividad
en
materia de legislación educativa.
Juárez, a
la cabeza de un destacado
grupo de
liberales, consideraba
más que
urgente pasar de las meras
iniciativas
a la normatividad en materia
educativa;
sin embargo, mucho
de lo
propuesto ya se había planteado
anteriormente,
pero ahora se daba
fuerza a
estas ideas al incluirlas en la
Constitución
de 1857. El tema educativo
quedó
incluido en el art. 3°:
“La
enseñanza es libre; la ley deter-
minará
qué profesiones necesitan
título
para su ejercicio y con que requisitos
se debe
expedir”.12
En 1856
se establece la secundaria
para
niñas, importante iniciativa
que
coloca la primera piedra en la
construcción
de la formación de las
futuras
maestras; para el año de 1857
se dan
las bases para la fundación de
escuelas
normales.
Después
de concluir la guerra de
Tres
Años, en 1861 se promulga La
Ley de
Instrucción Pública para el
Distrito
Federal y los Territorios Federales,
la cual
establece un nuevo
plan de
estudios para la educación primaria;
los
aspectos de orden cívico
son
considerados en la asignatura
“Lectura
y leyes fundamentales”; es
evidente
el interés de los liberales
por dar a
conocer la nueva legislación
liberal
entre los niños. En este mismo
plan, las
asignaturas “catecismo religioso”
e
“historia sagrada” son eliminadas
definitivamente
del currículo
escolar
por obvias razones como
consecuencia
de la separación de
la
Iglesia del Estado suscitado en el
año 1859;
en su lugar, se establece la
materia
de “moral”, que se aboca a
la
enseñanza de los principios morales
y que se
mantendrá hasta finales
del siglo
xix.13
La línea
estaba trazada; como lo
anota
Josefina Vázquez: “había que
arrancar
la educación de las garras
del clero
y difundir ampliamente la
enseñanza”.
La política educativa
liberal
avanza, y en 1867, se presenta
La Ley
Orgánica de Instrucción
Pública,
la cual
señala que la instrucción
pública
es gratuita para los
pobres y
es obligatoria; la enseñanza
religiosa
desaparece totalmente, por
lo menos
en la legislación. Dos años
más tarde
se publica La Ley Reglamentaria
de
Instrucción Pública, que
establece
la creación de la Escuela
Nacional
Preparatoria, así como una
serie de
cambios en los planes del
nivel
primario y preparatorio.
El
escenario educativo se había
transformado,
aunque básicamente
en
materia normativa; la realidad
educativa
aún estaba es espera del
gran
cambio; se requería de un presupuesto
importante
para transformar
la
precaria educación del país.
Los
esfuerzos fueron constantes y no
se veía
el desánimo entre los convencidos
de las
bondades de la educación.
Ernesto
Meneses señala que, desde
1823
hasta 1865, se aplicaron ocho
planes de
estudio para primaria, en los
cuales
las asignaturas básicas eran:
Lectura,
Escritura, Aritmética y Catecismo
Político;
es decir, la enseñanza
de
materias básicas para la formación
elemental,
pero también algunas nociones
de
educación cívica; todo ello
fue
considerado por los políticos e
interesados
en promover un proyecto,
programa
o solo algunas líneas sobre
la
educación. Así, desde que México
obtuvo su
Independencia,
el tema
ha
estado
sobre la mesa.
Con la
Restauración de la República
en 1867,
las asignaturas de
Urbanidad
y Moral tuvieron a su cargo
la
formación de valores en el niño; al
mismo
tiempo se incluyó Rudimentos
de
Geografía e Historia; la formación
cívico-histórica
del futuro ciudadano
avanzaba
sobre camino firme,
los
liberales contaban ya con la base
normativa
para la construcción del
gran
proyecto educativo liberal. Porfirio
Díaz será
el arquitecto de la modernidad
educativa
del México de
entre sis
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