Universidad nacional de mexico
En el mes de Abril, Justo Sierra presentó, primero, la Ley
Constitutiva de la Escuela Nacional de Altos Estudios, que formaría parte de
la Universidad; después, el día 26 del mismo mes, el proyecto para la
fundación de la Universidad Nacional.
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La nueva instituición estaría constituida por las escuelas Nacional
Preparatoria, de Jurisprudencia, de Medicina, de Ingenieros, de Bellas Artes
en lo concerniente a la enseñanza de la arquitectura y de Altos Estudios. Por
fin, después de aprobado el proyecto, el 22 de Septiembre tuvo lugar la
inauguración solemne de la Universidad Nacional de México. Fueron
"madrinas" de la nueva universidad mexicana las de Salamanca, París
y Berkeley.
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El primer rector de la institución fue Joaquín Eguía y Lis. A partir de
esa fecha, se convirtieron en universitarios los profesores y estudiantes de
las escuelas nacionales ya existentes. La apertura de la Universidad Nacional
fue recibida con repudio por la vieja guardia del positivismo ortodoxo.
Agustín Aragón y Horacio Barreda, desde las páginas de la Revista Positiva,
atacaron a Sierra por atentar contra el progreso, porque la universidad era
una institución de la etapa metafísica del desarrollo humano, la cual ya
estaba superada en México.
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A la defensa de la universidad salió el joven Antonio Caso, secretario
de la Institución y presidente del Ateneo de la Juventud, asociación que se
distinguió por su oposición al positivismo. Posteriormente, muchos de sus
miembros destacaron por su colaboración con la Universidad Nacional. La
polémica entre Caso y Aragón permitió el análisis de los argumentos de una y
otra posiciones en torno a la educación superior.
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1911
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La joven Universidad vivió sus
primeros días en medio del estallido de la Revolución. Poco a poco, la crisis
política provocada por el levantamiento de Francisco I. Madero incidió en la
Universidad, ya que en el mes de marzo Porfirio Díaz pidió la renuncia a casi
todo su gabinete con la excepción del secretario de Hacienda, Limantour y
ello incluyó a Don Justo y a su fiel colaborador, Ezequiel A. Chávez, quien
fungía como subsecretario.
Sierra fue sustituido por el
licenciado Jorge Vera Estañol. Sin embargo, dos meses después, el 25 de mayo,
don Porfirio presentó
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su renuncia. Con el arribo del
nuevo presidente, Francisco León de la Barra, el doctor Francisco Vázquez
Gómez ocupó la cartera de Instrucción Pública.
El licenciado Eguía y Liz seguía
siendo rector de la Universidad. Los positivistas ortodoxos, Aragón y
Barreda, presentaron a la Cámara de Diputados una iniciativa en la que
solicitaron la desaparición de la Universidad Nacional de México y de la
Escuela de Altos Estudios, de manera que siguieran existiendo las escuelas
profesionales y la preparatoria en forma
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independiente, ya que resultaba dispendioso invertir presupuesto en
una escuela como la de Altos Estudios cuando había que atender la demanda
escolar de una población que requería instrucción básica. La XXV Legislatura
no dio curso a la petición.
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1912
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Con Madero en la presidencia de la
República, se abrieron todo tipo de nuevas oportunidades para el país, a
pesar de la efervescencia política que se gestaba. El vicepresidente José
María Pino Suárez se hizo cargo de la Secretaría de Instrucción Pública. El
país vivía una época de agitación a la que la Universidad no fue ajena. El
licenciado Luis Cabrera, que había destacado en el periodismo de oposición al
porfiriato y que había obtenido un triunfo incuestionable como diputado por
un distrito de la capital, era a la sazón director de la Escuela de
Jurisprudencia, cuando su estudiantado declaró una huelga como protesta por
los métodos de evaluación introducidos por él.
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Para el 3 de Julio, los estudiantes
ó al menos una gran parte de ellos decidieron abandonar la Universidad para
formar un nuevo plantel, la Escuela Libre de Derecho.
El 15 de Julio fue reabierta la
Escuela de Jurisprudencia. A la muerte de don Justo Sierra, impulsor de la
Universidad, se le rindió un homenaje en la Escuela Nacional Preparatoria al
que asistió el presidente Madero, en Octubre. Una vez que dio principio el
periodo ordinario de sesiones de la Cámara de Diputados de la XXVI
Legislatura, los diputados se ocuparon de la Universidad. La petición de los
positivistas ortodoxos, Aragón y Barreda, fue exhumada y la Universidad y la
Escuela de Altos Estudios fueron asunto del debate parlamentario. Félix F.
Palavicini, Rafael de la Mora y Alfonso Cabrera presentaron una sólida
argumentación en favor de la permanencia de la Universidad y de la Escuela de
Altos Estudios, en la cual, por cierto, el magisterio de Caso y de Pedro
Henríquez Ureña comenzó a tener eco en los miembros de una generación más
joven que la de ellos y que con el tiempo se conocería como la de "Los
Siete Sabios".
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1913
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Con el advenimiento de Victoriano
Huerta al poder, tras la deposición y el asesinato del presidente Madero,
surgió la militarización del país. El nuevo régimen tenía que combatir contra
los revolucionarios en el Norte y en el Sur; por consiguiente, la leva
alcanzó todos los niveles posibles. Dentro de ese marco surgió la
militarización de la Preparatoria. El 30 de Agosto se expidió el Reglamento
Provisional para la Organización Disciplinaria Militar de la Escuela Nacional
Preparatoria.
El director sería entonces coronel
y comandante general; el secretario, teniente coronel, y así en orden
descendiente. Los profesores estarían considerados como capitanes primeros y
los empleados de la
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biblioteca, subtenientes. Los
alumnos serían clases y soldados.
En otros ámbitos, a fines de ese
año, el Consultorio Nacional de Enseñanza Dental se convirtió en Escuela
Odontológica Nacional. Don Ezequiel A. Chávez fue nombrado rector de la
Universidad, el 1 de Diciembre.
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1914
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Dentro del régimen huertista, el
secretario de Instrucción Pública, Nemesio García Naranjo, modificó el plan
de estudios de la Preparatoria, eliminando todo vestigio de positivismo. Cabe
destacar que García Naranjo perteneció al Ateneo de la Juventud. Más
adelante, el 15 de Abril, el Ejecutivo expidió una nueva Ley de la
Universidad Nacional. Frente a la ocupación naval de Veracruz por parte de
las fuerzas norteamericanas, la Secretaría de Instrucción Pública pidió al
rector de la Universidad la participación de los universitarios en caso de
que fuera necesario enfrentar la invasión.
Bajo el régimen constitucionalista,
el 30 de Septiembre se publicó el decreto que reformó la Ley de la
Universidad Nacional. Félix F. Palavicini, titular de Instrucción Pública,
redactó un proyecto de ley para dar autonomía a la Universidad. Un grupo de profesores,
entre los que destacaron Ezequiel A. Chávez, Antonio Caso, Alberto Vázquez
del Mercado, Genaro Fernández MacGrégor, Manuel Gamio y Manuel Toussaint,
aprobaron dicho proyecto. El ingeniero Valentín Gama era rector de la
Universidad. En Diciembre, tanto la Biblioteca Nacional como la Escuela
Nacional Odontológica se incorporaron a la Universidad.
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1915
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El año comenzó con la presencia en la capital de las fuerzas de la
Soberana Convención Revolucionaria, bajo la presidencia del general Eulalio
Gutiérrez, y con José Vasconcelos a cargo de la Secretaría de Instrucción.
Año de las grandes batallas entre Villa y Obregón, la capital, poco a poco,
volvió al dominio constitucionalista y la vida cotidiana recuperó visos de
normalidad, aunque el desabasto de alimentos propició el hambre entre la
población. Con respecto a la Universidad, conviene señalar la publicación del
proyecto de ley que declaró la Autonomía Universitaria, firmado por
Venustiano Carranza. Fungía como rector el licenciado José Natividad Macías.
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1916
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El constitucionalismo reforzó sus
posiciones, aunque la Convención todavía daba muestras de vida, sobre todo, a
través de los aspectos doctrinarios como el importante Programa de Reformas
Político Sociales. No obstante, Carranza expidió la convocatoria para elegir
a los diputados que se encargarían de discutir y formular una nueva
Constitución para la República. El Congreso Constituyente instaló sus
sesiones el 1 de Diciembre en la ciudad de Querétaro.
Entre tanto, por lo que toca a la
Universidad Nacional, una disposición oficial estableció que la enseñanza que
se impartiera en ella dejara de ser gratuita.
Los alumnos deberían pagar 5 pesos,
independientemente del número de clases que tomaran.
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El 23 de Septiembre se fundó la Escuela Nacional de Industrias
Químicas, dependiente de la Secretaría de Instrucción Pública. De la Escuela
Nacional de Agricultura, que dependía de la Secretaría del Ramo, se
desprendió la Escuela de Veterinaria. El 22 de Septiembre tomó posesión
Miguel E. Schultz como rector interino de la Universidad.
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1917
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La Constitución promulgada el 5 de
febrero recogió las aspiraciones de numerosos grupos revolucionarios y
planteó un nuevo orden político y social. Por lo que respecta a la
administración educativa, se suprimió la Secretaría de Instrucción Pública y
Bellas Artes para crear en su lugar el Departamento Universitario y de Bellas
Artes, cuyo radio de acción se limitaría al Distrito y Territorios Federales,
al igual que la desaparecida Secretaría. La educación básica recaería en los
municipios, la educación media y superior, dependería de los gobiernos
estatales.
Las reformas trajeron consigo que
la Escuela Nacional Preparatoria pasara a formar parte del gobierno del Distrito
Federal, al igual que los institutos y museos que habían dependido de la
Universidad. El rector de la Universidad Nacional de México sería, a la vez,
titular del Departamento Universitario y de Bellas Artes, dependiente en
forma directa del presidente de la República. El Licenciado José Natividad
Macías, quien fuera diputado constituyente, fue designado nuevamente como
rector de la Universidad por el presidente Carranza. No existió una
aceptación generalizada en torno a las nuevas disposiciones.
Por una parte, se revivió la
iniciativa de dotar de Autonomía a la Universidad, pero por otra, se hicieron
presentes las protestas en contra del hecho de la dependencia de la
Universidad del Departamento recién creado. Alfonso Caso, como miembro del
grupo de "Los Siete Sabios", fundó la Preparatoria Libre, a modo de
protesta contra la política antiuniversitaria de Carranza. En Michoacán, el
gobernador Pascual Ortiz Rubio fundó la Universidad Autónoma de San Nicolás
de Hidalgo
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1918
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Concluyó la guerra europea, que
alcanzó la magnitud mundial cuando el año anterior ingresó al conflicto
Estados Unidos. México jugó un papel estratégico en ella, dado el interés de
las potencias beligerantes en la alta producción petrolera que salía del
país.
Entre tanto, este año fue el más
estable del gobierno de Carranza. Se presentó un cambio en la política
laboral del gobierno al sustituir el general Plutarco Elías Calles al
ingeniero Alberto J. Pani, enviado a las conferencias de Versalles. Pocas
cosas de trascendencia ocurrieron en la Universidad, salvo el hecho de la
aceptación de la Preparatoria Libre, instalada en la Escuela de Altos
Estudios, que llegó a recibir cerca de 500 estudiantes.
Fueron profesores algunos
intelectuales destacados, como Manuel Gómez Morín y Vicente Lombardo
Toledano. El estudiantado universitario participó en las polémicas entre
aliadófilos y germanófilos que inundaron el ambiente capitalino y la prensa,
a través de reuniones de discusión. El latinoamericanismo, cuya raigambre se
remontaba a la influencia de las ideas del uruguayo José Enrique Rodó,
prendió entre el estudiantado. El gobierno de Carranza impulsó el
latinoamericanismo mediante la organización de festividades a las que
asistían los ministros de Argentina, Chile y Uruguay. También envió una
delegación de estudiantes a realizar una gira por diversos países
latinoamericanos.
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1919
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Año de presiones norteamericanas.
El secuestro del cónsul de Puebla, William O. Jenkins, provocó una crisis
internacional que aprovechó el Senador Republicano Albert B. Fall, quien
estableció un comité especial para enjuiciar a México. Al final, la prudencia
del presidente Woodrow Wilson, demócrata se impuso. Esto propició reacciones
nacionalistas de parte de los estudiantes universitarios, que protestaron
contra la injerencia de los Estados Unidos en asuntos mexicanos. En el orden
interior, murió Emiliano Zapata en una emboscada.
Francisco Villa fue cercado, de
manera que no pudiera amenazar más allá de sus zonas de beligerancia. Manuel
Peláez continuaba fuerte en la Huasteca. Carranza expuso en Septiembre los
avances de su política de pacificación. En Junio, el general Alvaro Obregón
se autopostuló como candidato a la presidencia de la República. Más adelante
hizo lo mismo el general Pablo González. El sector estudiantil se manifestó
de acuerdo con sus preferencias en diversos actos públicos.
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1910, origen y organización de la Universidad Nacional de México
Ahondar en la
fundación de la Universidad Nacional de México es encontrar los orígenes de una
identidad, como de los valores sustantivos que por décadas ha defendido el
universitario, valores que aún hoy rigen a la reconocida “máxima casa de
estudios”. Si hay algún personaje al que se debería dar crédito en la
construcción de tan emblemática institución es, sin duda, a Justo Sierra
Méndez, profesor por décadas de la Escuela Nacional Preparatoria y Secretario
del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes durante el último periodo
presidencial del General Porfirio Díaz.
El año
"1910" supone una fecha y una posibilidad, la de consolidar, desde el
Ministerio de Instrucción, la puesta en marcha de una “nueva” Universidad, con
un objetivo claro y expresado por el mismo Sierra: “mexicaneizar” el
conocimiento.
La iniciativa de la creación de la Universidad Nacional de México, inicia el 26 de abril de 1910, cuando Sierra definió los ejes bajo los cuales se organizaría ésta, y se da a la tarea de presentar las razones que obligaban a su fundación, a los diputados. La fórmula que les presenta era simple: jurídicamente el Estado, a través de sus instituciones, daría el visto bueno y estaría al tanto de las funciones universitarias, pero al interior la Universidad se regiría por su propia dinámica. Sierra fue lo bastante hábil para distinguir entre la esfera del quehacer científico y el campo de acción político del gobierno. Lo que se verá reflejado en la Ley Constitutiva de Universidad, expedida el 26 de mayo de 1910.
Los esfuerzos discursivos de Justo Sierra se encaminaban a deslindar al nuevo proyecto universitario del anterior, al mismo tiempo que buscaba, en la experiencia pasada, un punto en común, el origen, tal vez, de la consecución de una obra; la educativa. Por tal motivo recurrió al carácter laico que cobraría la nueva institución y se apegó al método científico como única vía para alcanzar el conocimiento.
La iniciativa de la creación de la Universidad Nacional de México, inicia el 26 de abril de 1910, cuando Sierra definió los ejes bajo los cuales se organizaría ésta, y se da a la tarea de presentar las razones que obligaban a su fundación, a los diputados. La fórmula que les presenta era simple: jurídicamente el Estado, a través de sus instituciones, daría el visto bueno y estaría al tanto de las funciones universitarias, pero al interior la Universidad se regiría por su propia dinámica. Sierra fue lo bastante hábil para distinguir entre la esfera del quehacer científico y el campo de acción político del gobierno. Lo que se verá reflejado en la Ley Constitutiva de Universidad, expedida el 26 de mayo de 1910.
Los esfuerzos discursivos de Justo Sierra se encaminaban a deslindar al nuevo proyecto universitario del anterior, al mismo tiempo que buscaba, en la experiencia pasada, un punto en común, el origen, tal vez, de la consecución de una obra; la educativa. Por tal motivo recurrió al carácter laico que cobraría la nueva institución y se apegó al método científico como única vía para alcanzar el conocimiento.
El 22 de septiembre
de 1910, en “solemne ceremonia” presidida por el presidente de la república,
General Porfirio Díaz, se inauguró la Universidad Nacional de México. El hecho
se verificó en el Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria. Su
inauguración fue el colofón a las fiestas del centenario de la Independencia de
México.
Justo Sierra, al insistir en la particularidad de la Universidad, desestancaba su perfil vanguardista; en pos de un proyecto educativo progresivo y universal, con sentido evolutivo y voluntarioso, destacando que los universitarios: “sois un grupo en perpetua selección dentro de la sustancia popular, y tenéis encomendada la realización de un ideal político y social que se resume así: democracia y libertad.
Es a partir de 1954, que los pasajes históricos universitarios se vivirán desde Ciudad Universitaria; los años de crecimiento, como los momentos de cimbra se generaran al resguardo de sus muros. Vendrán entonces los años de estabilidad universitaria en la década de 1950 y 1960, la convulsión de 1968, el rectorado de Pablo González Casanova, la creación del Sindicato de Trabajadores de la UNAM, los proyectos de Soberón, la crisis de los años ochenta y la huelga de 1986, como la de 1999, manifiesto todo ello de una historia viva y en constante transformación.
En la actualidad la Universidad ha recuperado mucho del prestigio perdido en el fatídico fin de siglo; signo posible gracias a la historia que respalda a esta institución, y por el apego a valores que le dieron origen, los mismos que una y otra vez han sido esgrimidos por las autoridades que han encabezado a la institución universitaria. El papel educativo, la autonomía, la libertad de cátedra, el carácter laico de la enseñanza y la participación estudiantil, son valores que desde sus orígenes la Universidad ha mantenido, y que han sido sustantivos en los momentos más complejos de su historia. A la fecha, la mayoría de los rectores se han ajustado a estos postulados, los cuales le fueron dados, como cimientos por Justo Sierra Méndez, desde ese lejano 1910.
Justo Sierra, al insistir en la particularidad de la Universidad, desestancaba su perfil vanguardista; en pos de un proyecto educativo progresivo y universal, con sentido evolutivo y voluntarioso, destacando que los universitarios: “sois un grupo en perpetua selección dentro de la sustancia popular, y tenéis encomendada la realización de un ideal político y social que se resume así: democracia y libertad.
Es a partir de 1954, que los pasajes históricos universitarios se vivirán desde Ciudad Universitaria; los años de crecimiento, como los momentos de cimbra se generaran al resguardo de sus muros. Vendrán entonces los años de estabilidad universitaria en la década de 1950 y 1960, la convulsión de 1968, el rectorado de Pablo González Casanova, la creación del Sindicato de Trabajadores de la UNAM, los proyectos de Soberón, la crisis de los años ochenta y la huelga de 1986, como la de 1999, manifiesto todo ello de una historia viva y en constante transformación.
En la actualidad la Universidad ha recuperado mucho del prestigio perdido en el fatídico fin de siglo; signo posible gracias a la historia que respalda a esta institución, y por el apego a valores que le dieron origen, los mismos que una y otra vez han sido esgrimidos por las autoridades que han encabezado a la institución universitaria. El papel educativo, la autonomía, la libertad de cátedra, el carácter laico de la enseñanza y la participación estudiantil, son valores que desde sus orígenes la Universidad ha mantenido, y que han sido sustantivos en los momentos más complejos de su historia. A la fecha, la mayoría de los rectores se han ajustado a estos postulados, los cuales le fueron dados, como cimientos por Justo Sierra Méndez, desde ese lejano 1910.
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