sábado, 17 de noviembre de 2012

reformas de jose maria luis mora



LA CUESTIÓN EDUCATIVA EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE
Por: Idalia Edith Basurto Ortega1
Marcelino Ramón Cuesta Alonso2
Durante el periodo colonial la enseñanza en México estuvo en manos de la
Iglesia, de ahí que al producirse la independencia una de las cuestiones de mayor
interés para los gobiernos que se sucedieron tras la emancipación fue hacerse con
el control de la educación. La Iglesia suscitaba especialmente los recelos de los
políticos liberales que la veían como una continuidad del pasado colonial y cuyo
control sobre las gentes constituía una rémora para el proceso de mentalización
del pueblo acerca de los beneficios que los nuevos gobernantes traerían para las
clases populares. Sin embargo al carecer el Estado de los medios necesarios para
afrontar la tarea educativa tuvo que recurrir a la Iglesia. El Estado intentó entonces
imponer a la Iglesia un mayor control en entre otras cosas en la enseñanza y así
en 1817 una real cédula establecía la obligación de que conventos y parroquias
abrieran escuelas públicas gratuitas. Años más tarde, en 1833, Valentín Gómez
Farías renovó lo dispuesto en 1817 e igualmente Santa Anna en 1842 añadió la
obligación de abrir escuelas también para adultos.
1 Licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma de Zacatecas, maestra en ciencias humanas
con especialidad en estudio de las tradiciones por el colegio de Michoacán y actualmente cursa el
doctorado en artes y humanidades en la Universidad Autónoma de Zacatecas.
2 Licenciado en Filosofía y letras por la Universidad de Valladolid; Doctor en Filosofía y letras por la
Universidad de Navarra.
XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía
“¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”
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En marzo de 1822 Mora juró su cargo como miembro de la diputación
provincial de México. Allí estuvo ligado a la facción de José María Fagoaga, grupo
opuesto al gobierno de Iturbide. El trabajo de Mora en la diputación estuvo
relacionado con la educación y uno de sus mayores empeños fue establecer un
sistema educativo alternativo al de la Iglesia Católica.
Al pronunciarse Santa Anna contra Bustamante en marzo de 1833, su
identificación con Guerrero le permitió contar con el respaldo de los liberales,
especialmente con el José María Luis Mora que era el líder de ese grupo.
El 1 de abril de 1833 Valentín Gómez Farías encabezando una coalición de
reformadores civiles y Santa Anna con los militares disidentes se alzaron con el
poder. Mora se centró en la actividad periodística apoyando al nuevo líder
nacional. En su diario El indicador de la Federación Mexicana presentó a Santa
Anna como regenerador y libertador de la patria. Entonces fue nombrado miembro
de la Junta de Instrucción Pública, una especie de consejo del vicepresidente
Gómez Farías, que era de hecho quien gobernaba el país3.
Durante la presidencia de Valentín Gómez Farías, Mora fue uno de sus
colaboradores más cercanos y el cerebro de la iniciación de la Reforma; en
especial de las luchas por separar a la Iglesia del Estado, por laicizar la instrucción
pública y por desamortizar los bienes de los religiosos. Mora junto con Lorenzo de
3 HALE, Charles A., El liberalismo mexicano...,, p. 113.
“Educación y Democracia en José María Luis Mora”
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Zavala establecieron la secularización de la enseñanza religiosa y para ello
comenzaron cerrando en 1833 la Universidad de México, que hasta entonces era
de la Iglesia, para transformarla en una universidad civil4. El propio Mora afirmaba
que la Universidad era inútil porque en ella no se aprendía ni enseñaba nada y
que obtener la titulación en los grados superiores era muy costoso y difícil5.
Pero en mayo de 1834 Santa Anna retiró su apoyo a Gómez Farías por lo
que su gobierno terminaría cayendo y con él Mora. Éste saldría de México y se
establecería en París en donde afirmó hacia 1837 que Gómez Farías debió haber
llevado a cabo su programa de reformas hasta el final, sin dejarse limitar por las
formas constitucionales, incluso sirviéndose del régimen dictatorial, para evitar la
oposición a las reformas, que -en su opinión- podrían fin a los privilegios de
algunos grupos sociales.
En su Revista Política defendió la necesidad de una política anticlerical
basada, entre otras cosas, en la implantación de una educación laica. En este
sentido se oponía por ejemplo a que la Iglesia tuviese funciones que él
consideraba civiles como la educación6.
Hacia comienzos de la década de los años 40 del siglo XIX José María Luis
Mora afirma que por aquel entonces la Iglesia no ejercía el monopolio sobre la
4 MEYER, Michael C., SHERMAN, William L., The course of Mexican History, Oxford University
Press, New York 1979, p. 326.
5 MORA, José María Luis, El clero, la educación y la libertad, Empresas Editoriales, México 1949,
p. 79.
6 HALE, Charles A., El liberalismo mexicano ..., pp. 133-134.
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“¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”
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enseñanza, pues a partir de 1840 comenzaron a surgir liceos y colegios de
influencia francesa. Tampoco en la universidad la Iglesia ejercía la supremacía,
pues había facultades, como medicina, en donde la presencia del clero era nula.
Además las escuelas profesionales que se fueron creando a lo largo del siglo XIX
fueron eminentemente seculares7.
LA EDUCACIÓN EN MORA.
José María Luis Mora fue educado dentro de la formación escolástica que
tenían los colegios y Universidades novohispanas. Como miembro de la Dirección
General de Instrucción Pública se dio a la tarea de conocer los estatutos,
programas de estudio y formas de administración de colegios, seminarios y de la
propia Universidad, tras su análisis propuso diversos cambios a nivel
administrativo, académico y económico. Para un pensador liberal el sistema
escolástico, que aún se enseñaba, era netamente perjudicial para los ciudadanos
de un país independiente.
Las reformas planteadas por Mora tienen como intención la secularización,
con la finalidad de eliminar prácticas y creencias que no convenían al país recién
independizado. Pues lo importante era crear ciudadanos útiles para la patria recién
formada, por lo que, siguiendo la tendencia de la ilustración, se añadieron
materias técnico-científicas, que aprovecharan los recursos de este país y
7 STAPLES, Anne, Sociedad y educación, 1821-1857, en ZORAIDA VÁZQUEZ, Josefina, (coor.),
El nacimiento..., pp. 323-324.
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pudieran repercutir en la obtención de ganancia económica, no obstante, para
Mora la enseñanza moral era muy importante, empero se trataba de un tipo de
moral civil que formara buenos ciudadanos, no una moral religiosa, por lo que
proscribió la educación moral de los alumnos bajo los ejemplos de los santos,
como se enseñaba hasta entonces.
Dentro de los planes de estudio aconseja se añada una clase de política
constitucional y otra de economía política, materias que ya en el reinado de Carlos
III eran propuestas para las reformas a los planes de estudio, pero que en la
Nueva España no se llegaron a implementar. Otra innovación estriba en que los
pasantes de jurisprudencia se consideraran a la par de los teólogos, para que
pudieran obtener materias tanto de gramática como de filosofía. Propuesta que
ciertamente iba encaminada a la posterior secularización de los colegios.
Educación y democracia en Mora
La educación no debe olvidar a la moral pues es la que enseña las virtudes
a los hombres, recordemos que no se trata de virtudes religiosas sino cívicas: la
enseñanza de un recto comportamiento, fomentar el amor a la patria y el deseo de
hacer el bien a los conciudadanos. Si estos elementos se encuentran, tanto en los
legisladores como en el pueblo, es casi seguro que no habrá gobernantes que
velen por su propio interés, sino que lo antepongan a la mejora de la nación.
El pueblo debe saber leer para que conozca qué leyes le están dictando
pero no basta con la lectura “se requiere tener algunos conocimientos generales, a
lo menos haber adquirido algunas reglas en el arte de pensar, para sujetar el
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juicio; de lo contrario no es posible que las reglas morales que deben servir de
guía al hombre social, tengan todo el buen resultado que desean los filósofos y los
legisladores”8
Como se puede observar, enseñar filosofía a los ciudadanos es
imprescindible para proporcionar las herramientas que conducen a un mejor
razonamiento, fomentar la crítica, y a través de esto, colaborar para que sean ellos
quienes elijan a sus representantes, sobre todo que elijan a los mejores, no
permitan la arbitrariedad y el despotismo, y ellos mismos velen por el cumplimiento
de las leyes.
Por eso decía y con razón, el profundo filósofo ginebrino, que si los hombres
examinases de cerca todas las virtudes que se necesitan en un gobierno popular, se
confundirían del enorme peso que cargaría sobre ellos, Ser soberano y ciudadano,
juez y parte al mismo tiempo, requiere una virtud heroica para desprenderse de los
sentimientos del hombre y adornarse en algunos momentos de las cualidades
propias de la divinidad9
Ahora bien ¿Qué opina sobre la democracia? Mora cree en la democracia
pero señalaba que considerar iguales a todos y permitirles que gozaran de
ciudadanía era uno de los males que azotaba a la nación, pues había quienes no
conocían lo necesario para poder legislar, o no velaban por el bien de ésta; creía
que, si bien era benéfica la igualdad, debería señalarse a qué tipo de igualdad se
8 MORA, José María Luis, “Pensamientos sueltos sobre educación pública” en obras completas, obra política
I, vol. I, México, Instituto Mora-Conaculta, p. 76
9 MORA, José María Luis, “Pensamientos sueltos sobre educación pública” en obras completas, obra política
I,vol. I, México, Instituto Mora-Conaculta, p. 79
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referían, para él quiénes tenían derecho de tener voz pasiva y activa ante el
congreso eran los propietarios.
Es necesario que el Congreso general fije las condiciones para ejercer el
derecho de ciudadanía en toda la república y que por ellas queden excluidos de su
ejercicio todos los que no pueden inspirar confianza ninguna, es decir, los no
propietarios.10
Entendiendo por propietario a aquella persona que posee los suficientes
bienes que por sí mismos son capaces de hacer subsistir de forma desahogada e
independiente a su poseedor. Así pues, a decir de Mora aquellas personas que
tengan los medios suficientes para vivir libres de carencias son quienes deben ser
considerados ciudadanos y quienes deben estar involucrados en los asuntos
políticos del país, con este punto Mora se adelanta a uno de los requisitos que
posteriormente formarán parte del positivismo en México.
Las personas que carecen de solvencia económica no son las idóneas para
estar involucradas en asuntos políticos pues, según Mora, se corre el riesgo de
que vendan sus votos o puedan ser fácilmente engañados; aunado a ello, se
preocupan más por la sobrevivencia diaria que por el bienestar de la nación, de
hecho, esta preocupación quedaría en último lugar para este tipo de personas.
Mora arguye que quienes no tienen preocupaciones económicas tienen tiempo y
derecho para pensar por el bienestar de sí mismos y de los demás, para lo cual
también contribuía la educación pues a través de esta se iba a preparar el tipo de
10 MORA, José María Luis, “Discurso sobre la necesiad de fijar el derecho de ciudadanía en la República y
hacerlo esencialmente afecto a la propiedad” en obras completas, obra política I, vol. I, México, Instituto
Mora-Conaculta, p. 386
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ciudadanos idóneos para la democracia que Mora consideraba más apta para el
país.
Para Mora, los gobiernos tienen la obligación de educar a los ciudadanos,
proporcionándoles todo lo necesario para que se ilustren y puedan adquirir la
felicidad, así como la capacidad de conocer y eliminar la arbitrariedad y el
despotismo, en las recomendaciones que realiza para la mejora educativa
decimonónica, resuena el pedido kantiano de salir de la minoría de edad, ilustrarse
para poder responsabilizarse de sí mismo, usar la razón para criticar lo que no
funciona en todos los aspectos de la vida personal y social del hombre, incluyendo
a este pedido la capacidad de proponer a los mejores gobernantes y la mejor
forma de gobierno.
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Conclusión
José María Luis Mora orientó parte de su labor de gobierno y sus escritos a
terminar con el monopolio educativo de la Iglesia en México. Creó escuelas y
centros de enseñanza laicos controlados por el Estado. Con ello buscaba cambiar
la mentalidad de los ciudadanos para que aceptaran y adoptasen el nuevo modelo
político de la nación. Para ello exaltó las virtudes del nuevo sistema de enseñanza
y buscó convencer a sus conciudadanos de la necesidad de cambiar la educación
en México.
Su trabajo no fue en vano y si bien no pudo despojar a la Iglesia de sus
funciones educativas, sí sentó las bases para el desarrollo de la enseñanza
pública y estatal.
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“¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”
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Bibliografía
BROM, Juan, Esbozo de Historia de México, Grijalbo, México 1998
HALE, Charles A., El liberalismo mexicano...,.
MEYER, Michael C., SHERMAN, William L., The course of Mexican History,
Oxford University Press, New York 1979
MORA, José María Luis, , El clero, la educación y la libertad, Empresas
Editoriales, México 1949,
------------------------------------------- “Dn José Ma. Mora presenta una memoria sobre
reformas que necesita el plan de gobierno y estudios del Colegio de San
Ildefonso” en obras completas, obra política I, vol. I, México, Instituto Mora-
Conaculta
----------------------------------------- “Pensamientos sueltos sobre educación pública”
en obras completas, obra política I, vol. I, México, Instituto Mora-Conaculta
--------------------------------------------- “Discurso sobre la necesiad de fijar el derecho
de ciudadanía en la República y hacerlo esencialmente afecto a la
propiedad” en obras completas, obra política I, vol. I, México, Instituto
Mora-Conaculta
STAPLES, Anne, Sociedad y educación, 1821-1857, en ZORAIDA VÁZQUEZ, Josefina,
(coor.), El nacimiento...,
PÉREZ TOLEDO, Sonia; LUDLOW, Leonor; ARENAL FENOCHIO, Jaime del, A la
mitad del siglo XIX...

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